La primera película protagonizada por este personaje es El Hombre Invisible de 1933. Está dirigida por el gran James Whale, que también se encargó de El Doctor Frankenstein (1931) y La Novia de Frankenstein (1935). El guion está escrito por R.C. Sherriff y Philip Wyle basado en la famosa novela de H.G. Wells. La banda sonora es obra de Heinz Roemheld, el director de fotografía es Arthur Edeson, y el reparto está formado por Claude Rains, Gloria Stuart, William Harrigan, Henry Travers, E.E. Clive, Una O'Connor, Dudley Digges, John Carradine, Walter Brennan y Dwight Frye.
El argumento de la película es conocido por todos. Se trata de la historia de un hombre que descubre la forma de hacerse invisible, y las consecuencias que ello implica. No contaré mucho más, por si todavía queda alguien que no ha visto esta maravilla de película. Si por algo destaca la cinta es por el impecable trabajo de dirección de James Whale, y por sus asombrosos efectos especiales para la época. La historia va evolucionando de la comedia en la primera parte, al terror en la segunda, y según va avanzando la trama, se va desvinculando de la novela en la que está basada. Tiene un ritmo endiablado, y es una de las mejores películas de monstruos de la Universal, y también de toda la historia del cine, por qué no decirlo. La película supuso el debut en la gran pantalla de su protagonista Claude Rains.
Como era de esperar, El Hombre Invisible fue un gran éxito de taquilla, por lo que en 1940 se estrenó El Hombre Invisible Vuelve. En esta ocasión la dirección corre a cargo de Joe May. El guion es obra de Curt Siodmak y Lester Cole, y la banda sonora está compuesta por Frank Skinner y Hans J. Salter. El director de fotografía es Milton R. Krasner, y el reparto está formado por Cedric Hardwicke, Vincent Price, Nan Grey, John Sutton, Cecil Kellaway, Alan Napier y Forrester Harvey. Esta vez el argumento se centra en un hombre que va a ser ejecutado y que recibe la visita del hermano de quien años atrás descubrió la fórmula de la invisibilidad. El condenado consigue huir gracias a esa invisibilidad, con el objetivo de demostrar su inocencia, pero no todo sale como él espera...
Esta película está un escalón por debajo de la primera, pero cuenta con la gran interpretación del mítico Vincent Price. Al igual que su antecesora, consigue combinar el humor con el terror de una forma realmente acertada, y también destaca por sus artesanales efectos especiales, que tanto se echan de menos en la era de la informática. Recomendaría verla en versión original solo por disfrutar de la voz de Vincent Price.
También en 1940 se estrenaba La Mujer Invisible, dirigida por A. Edward Sutherland. El guion corre a cargo de Robert Lees, Frederic I. Rinaldo y Gertrude Purcell, sobre una historia de Curt Siodmak y Joe May. La banda sonora es obra de Frank Skinner, y de la fotografía se encarga Elwood Bredell. El reparto está formado por Virginia Bruce, John Barrymore, John Howard, Charles Ruggles, Oskar Homolka, Edward Brophy, Donald MacBride, Margaret Hamilton, Shemp Howard, Anne Nagel, Kathryn Adams, Maria Montez, Charles Lane, Mary Gordon y Thurston Hall.
La película no tiene ninguna relación con las dos anteriores, salvo el tema de la invisibilidad, evidentemente. En esta ocasión, un científico inventa una máquina que puede hacer invisible a la gente, y la usa con una atractiva mujer. La dirección es mediocre, los efectos especiales esta vez no sobresalen, y la falta de ritmo es manifiesta durante toda la película. El terror brilla por su ausencia, y lo único con lo que nos encontramos es con una mala comedia que termina convertida en un romance.
Dos años después, en 1942, llegaba El Espía Invisible, dirigida por Edwin L. Marin, con un guion de Curt Siodmak, música de Hans J. Salter y fotografía de Lester White. El reparto está formado por Ilona Massey, Jon Hall, Peter Lorre, Cedric Hardwicke, J. Edward Bromberg, Albert Basserman, John Litel, Holmes Herbert y Keye Luke.
El argumento, como venía siendo habitual en las secuelas de los mayores éxitos de la Universal, empieza a ser bastante surrealista. En esta ocasión, el nieto del Hombre Invisible y su novia trabajan para los servicios secretos británicos, ya que tienen la fórmula que les permite volverse invisibles, lo que les sirve para poder espiar a los nazis. Es una película entretenida y llena de gags que tienen como objetivo ridiculizar a los nazis. Sin ser nada del otro mundo, tiene partes que son bastante divertidas.
En 1944 llegaba La Venganza del Hombre Invisible, dirigida por Ford Beebe, con guion de Bertram Millhauser, música de nuevo de Hans J. Salter, y fotografía de Milton R. Krasner. El reparto está compuesto por Jon Hall, Leon Errol, John Carradine, Alan Curtis, Evelyn Ankers, Gale Sondergaard, Lester Matthews, Halliwell Hobbes, Leyland Hodgson, Doris Lloyd, Ian Wolfe, Billy Bevan y Grey Shadow.
Esta vez la invisibilidad la tiene un asesino que cuando quiere volver a ser visible, debe inyectarse sangre de otra persona, a la que tiene que matar. Esta película es un reboot (tan de moda hoy en día), de la original. Destacan de nuevo los efectos especiales y su hermosa fotografía, con una elegante puesta en escena, en una historia que nada tiene que ver con la original. Es una de las mejores películas de toda la saga, en mi opinión.
Terminamos esta entrada dedicada a El Hombre Invisible con la película de 1951 Abbott y Costello contra el hombre invisible. Como ya hicieran con otros monstruos de la Universal, los famosos cómicos de la época protagonizaron también una cinta con este personaje. La película es solo apta para aquellos a los que les guste el humor de esta pareja de actores.
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