Vamos a intentar averiguar cual es el motivo, centrándonos sobre todo en el universo Marvel, que es el auténtico referente de este tipo de cine.
El conocido como universo cinematográfico de Marvel comenzó en el año 2008 con el estreno de Iron Man. Las películas se estrenan en grupos conocidos como fases. Iron Man costó 147 millones de dólares, y recaudó más de 585. Sin duda, un buen inicio. Esta fase uno está compuesta también por El Increíble Hulk (2008), Iron Man 2 (2010), Thor (2011), Capitán América: el primer vengador (2011) y Los Vengadores (2012). Entre todas estas películas suman una recaudación de más de 4.000 millones de dólares.
La fase tres está compuesta por Capitán América: Civil War (2016), Doctor Strange (2016), Guardianes de la Galaxia: Volumen 2 (2017), Spiderman: Homecoming (2017), Thor Ragnarok (2017), Black Panther (2018), Vengadores: Infinity War (2018), Ant-Man y la avispa (2018), Capitana Marvel (2019), Vengadores: Endgame (2019) y Spiderman: Lejos de casa (2019). Pasamos de seis películas de cada una de las fases anteriores, a once en esta fase tres, con años en los que se estrenan tres películas. La recaudación total de la fase es de más de 12.800 millones de dólares, lo que implica una recaudación superior a los 1.000 millones de dólares por película.
Y llegamos a la actual fase cinco, de la que se han estrenado Ant-Man y la avispa: Quantumania (2023) y Guardianes de la Galaxia: Volumen 3 (2023). Ahora mismo la recaudación de las dos películas es algo superior a los 1.000 millones de dólares, es decir, unos 500 por película.
Es una realidad que progresivamente la recaudación por película ha ido disminuyendo con el paso del tiempo. Llegar a estrenar hasta tres o cuatro películas por año creo que es demasiado, incluso para lo más aficionados al género. Si a eso le unes una sensación de copiar-pegar entre unas películas y otras, y unos efectos especiales que cada vez sorprenden menos, no es de extrañar que la sensación de agotamiento del cine de superhéroes esté ahí. No sé si terminará llegando ese final de ciclo, pero lo cierto es que los estudios deberían dosificar un poco más la cantidad de estrenos antes de que quizá pueda ser tarde. No olvidemos que a los estrenos en cine hay que unir las series de televisión que van directamente a las plataformas de streaming. Menos cantidad y más calidad.
Del universo DC mejor no hablamos porque más que agotamiento, lo que sufre es una crisis creativa descomunal, con estrenos que están siendo directamente grandes fracasos, como Black Adam (2022), Shazam: La furia de los Dioses (2023) o recientemente The Flash (2023).
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