Tras el éxito que le supuso el personaje de Frankenstein, Boris Karloff iba a encargarse de dar vida a un nuevo monstruo, y en 1932 se estrenaba La Momia.
Unos arqueólogos británicos descubren la tumba de un sumo sacerdote de Egipto, lo que implicará que reviva 3.700 años después de su muerte, intentando raptar a una joven que se parece a la princesa a la que amó, y que fue el motivo de que fuese ejecutado.
Este es el argumento de La Momia, dirigida por Karl Freund, con guion de John L. Balderston y fotografía de Charles J. Stumar. El reparto está formado por el ya mencionado Boris Karloff, y por Zita Johann, David Manners, Edward Van Sloan, Arthur Byron, Noble Johnson y Leonard Mudie.
Destaca en esta película el elaboradísimo maquillaje al que se tenía que someter Karloff, con sesiones que podían durar hasta ocho horas, y llama poderosamente la atención lo similar que es la estructura de la cinta a la de Drácula (1931), con planos muy parecidos, una forma parecida de moverse ambos monstruos, o la presencia de un doctor experto en ciencias ocultas, por ejemplo.
La Momia es una excelente película, al nivel de Drácula o Frankenstein, con una ambientación soberbia, y un Boris Karloff que hace de nuevo un gran trabajo. Curiosamente, no hubo ninguna secuela de la película en los años siguientes, a diferencia de lo que ocurría con las de los otros monstruos.
Habría que esperar hasta 1940 a que llegara La Mano de la Momia, dirigida por Christy Cabanne, con guion de Griffin Jay, Maxwell Shane y Ben Pivar, fotografía de Elwood Bredell, y música de Hans J. Salter y Frank Skinner.
En esta ocasión, de nuevo un grupo de arqueólogos encuentra un tumba, en este caso de una princesa, y se tienen que enfrentar al guardian del sepulcro, que es la momia.
El reparto está formado por Dick Foran, Peggy Moran, Wallace Ford, Eduardo Ciannelli, George Zucco, Cecil Kellaway, Charles Trowbridge, Tom Tyler, Siegfried Arno, Eddie Foster, Harry Stubbs, Michael Mark, Mara Tartar y Leon Belasco.
La película contó con un presupuesto muy escaso, reutilizándose decorados de El Hijo de Frankenstein. A pesar de todo, el resultado no es del todo malo, y la cinta resulta entretenida.
Dos años después, en 1942, se estrenaba la secuela La Tumba de la Momia, en la que en esta ocasión se revive a la momia para llevar a cabo una venganza. Está dirigida por Harold Young, cuya película más célebre hasta la fecha era La Pimpinela Escarlata. El guion es obra de Griffin Jay y Henry Sucher, sobre una historia de Neil P. Varnick. La fotografía corre a cargo de George Robinson y la banda sonora de nuevo es obra de Hans J. Salter, como en la película anterior.
El reparto lo forman Lon Chaney Jr. (auténtico comodín de la Universal para sus películas de monstruos), Dick Foran, John Hubbard, Elyse Knox, George Zucco, Wallace Ford, Turhan Bey, Virginia Brissac, Cliff Clark, Mary Gordon, Paul E. Burns, Frank Reicher, Emmett Vogan
Como ocurría con otras películas de este universo, cada nueva cinta se limita a repetir una y otra vez la misma fórmula hasta la saciedad. En cualquier caso, en esta destaca, una vez más la ambientación, su ritmo trepidante, y las buenas interpretaciones, especialmente la de Lon Chaney Jr, que realmente intimida.
En 1944 llega El Fantasma de la Momia, dirigida por Reginald Le Borg, con guion de Griffin Jay, Henry Sucher y Brenda Weisberg, música de Frank Skinner, y fotografía de William A. Sickner.
El reparto está compuesto por John Carradine, Lon Chaney Jr., Robert Lowery, Ramsay Ames, Barton MacLane, George Zucco, Frank Reicher, Harry Shannon, Emmett Vogan, Lester Sharpe, Claire Whitney y Oscar O’Shea.
De este film solo destacaría el gran trabajo de John Carradine. Por lo demás, más de lo mismo en unas películas que cada vez eran más repetitivas y menos entretenidas.
También en 1944 llegaba la última de las películas clásicas protagonizadas por el monstruo de las vendas. Se trata de La Maldición de la Momia. Esta vez, y para ser más originales, la Momia sale de su tumba gracias a unos trabajos que se están haciendo en un pantano.
El director de la cinta es Leslie Goodwins, que no tuvo mucha suerte en el cine y desarrolló la mayor parte de su carrera en televisión. El guion es de Bernard Schubert y Oliver Drake, la música es de William Lava y Paul Sawtell, y la fotografía corre a cargo de Virgil Miller.
Es protagonista, una vez más, Lon Chaney Jr, y el resto del reparto lo forman Peter Coe, Virginia Christine, Kay Harding, Dennis Moore, Martin Kosleck, Kurt Katch, Addison Richards, Holmes Herbert, Charles Stevens, William Farnum y Napoleon Simpson.
La Maldición de la Momia cierra la trilogía que compone con La Tumba de la Momia y El Fantasma de la Momia, siendo una continuación directa de esta última, y rodada tan solo seis meses antes. No es necesario haber visto las anteriores películas porque al principio se hace un resumen, aunque sí aconsejable, claro. Poco que decir de esta última película: la fórmula ya estaba agotada y aquí la Momia se limita a matar a todo lo que se mueve, aunque no tenga motivo para ello. Muy floja.
Casi una década después se estrenaría Abott y Costello contra la Momia (1955), la clásica comedia que hacía el duo con cada uno de los monstruos de la Universal. El planteamiento es el de siempre: malentendidos, pasadizos secretos, puertas misteriosas y el ritmo frenético habitual de la pareja cómica más famosa de la época. Divertida.
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