La acción se desarrolla en una isla a la que llega un nuevo y carismático sacerdote, que va a traer consigo extraños milagros que provocarán un gran fervor religioso en la población.
La dirección corre a cargo de Mike Flanagan, que también participa en el guion, junto a James Flanagan, Jeff Howard, Dani Parker y Elan Gale. La banda sonora está compuesta por The Newton Brothers, y la excelente fotografía es obra de Michael Fimognari.
El amplio reparto está formado por Hamish Linklater, Kate Siegel, Zach Gilford, Annabeth Gish, Michael Trucco, Samantha Sloyan, Henry Thomas, Rahul Abburi, Crystal Balint, Matt Biedel, Alex Essoe, Rahul Kohli, Kristin Lehman, Robert Longstreet, Igby Rigney, Annarah Shephard y Camille Atebe.
Destacan especialmente, en mi opinión, Hamish Linklater, en el papel del sacerdote, y Kate Siegel, que ya participó en La Maldición de Hill House. Muy bien también Samantha Sloyan dando vida a Bev Keane, el personaje más despreciable de la serie.
El planteamiento de Misa de Medianoche es interesante. Trata sobre cómo algunos fanáticos religiosos interpretan las sagradas escrituras a conveniencia, y siempre en interés propio. Y cómo son capaces de darle la vuelta a la tortilla y justificar hechos deleznables en una supuesta voluntad de Dios.
A pesar de este interesante planteamiento, creo que la serie tiene un enorme problema, que es la falta de ritmo. Está compuesta de siete episodios de poco más de una hora cada uno. Demasiados, en mi opinión, teniendo en cuenta el abuso de monólogos interminables que aparecen en la mayoría de ellos. En los primeros seis episodios, el patrón común es 50 minutos de charlas y más charlas de los personajes, y 5 o 10 minutos en los que ocurre algo impactante e inesperado, que te hace desear ver el siguiente capítulo.
En el sexto episodio este patrón se rompe, y la serie revienta, en el buen sentido de la palabra, y nos da lo que muchos estábamos esperando desde el inicio. Es cuando comienza realmente el terror. Es el mejor episodio de todos, y por mucho. El cierre de la serie tampoco está mal, pero creo que queda algo por debajo de este fantástico sexto capítulo.
Yo me quedo con una sensación agridulce. No suelo tener problemas con series lentas, pero esto no evita el sopor que me han provocado muchos momentos de la trama, con discursos del sacerdote que se alargan en exceso (en muchos momentos he tenido la sensación de que me tragaba misas enteras).
Misa de Medianoche es una buena serie, pero no apta para cualquiera. Muchos espectadores no creo que pasen del tercer episodio por lo ya comentado. Que haya buenos personajes, que sin duda los hay, creo que no justifica un ritmo tan sumamente lento. Quizá hubiese funcionado mejor como una película. No lo sé.
Mike Flanagan ya ha anunciado que su próximo proyecto será una adaptación de La Caída de la Casa Usher, de Edgar Allan Poe. Sin duda la veré, y la espero con la esperanza de volver al nivel que tuvo La Maldición de Hill House. Yo no pierdo la fe.
Misa de Medianoche está disponible en Netflix.
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